Solo se sei mago / Solo si eres brujo

Lara Favaretto
Solo se sei mago (Solo si eres brujo)
100 kilos de confeti blanco. 90x90x90 cm. aprox. 2006
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La gran virtud de Lara Favaretto es su capacidad para crear universos mágicos, profundos y evocadores a partir de piezas de una simplificación formal enorme.

Solo se sei mago son cien kilos de confeti prensados en un cubo. Con una tremenda visión simbólica, Favaretto contrapone dos elementos, el confeti y el bloque, con propiedades evocadoras diametralmente opuestas, y consigue una asociación imposible. Un imposible, que logra unir a los más pequeños e insignificantes pedacitos de papel para ser sólidos como un bloque pétreo, que transforma la fragilidad en un ladrillo sobre el que constriur. Un artificio que confiere a esos diminutos papelitos festivos la solemne presencia que no podían tener por si solos, que construye un bloque inexpugnable con la seguridad de la piedra desde lo amable del confeti.

Al unirlos, plantea si ese tipo de uniones dicotómicas son posibles, si se puede llegar a la solidez y a la fuerza de la piedra desde lo pacífico del confeti, si se puede construir con estabilidad a retazos, si las leyes de la física tratarán al papel igual que a la piedra, si se puede lograr avanzar a pesar de esas nomas del entorno, si se pueden lograr conquistas que perduren sin sacrificios.

Pero al sólido bloque se le resquebrajan las esquinas. El cubo regular se erosiona y va tomando forma piramidal, su aspecto liso va adquiriendo cada vez más rugosidad. ¿Se puede lograr que las leyes de la física respeten al papel? Solo lo puede un brujo.


por J. del Fiasco. readvolution '08
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Coca Cola cans & bottles

Ma Jun
New China Series
porcelana pintada y madera. 2006
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El jovencísimo Ma Jun (Qingdao 1974, graduado en escultura en 2003 por la CAFA de Beijin) es el equivalente chino al movimiento superflat en Japón. Con un lenguaje plástico directo, heredero de los superflat japoneses, es capaz de condensar las tensiones sociales de la China contemporánea, donde los magnificados rasgos culturales occidentales se imponen cada vez más profundamente en la realidad sociocultural a través de la penetración económica, desplazando los rasgos de su propia tradición china.

Así, Ma Jun trabaja la porcelana según la exquisita técnica tradicional, decorada con trazos vegetales en tonos azules planos sobre fondo blanco: la técnica más característica de la cerámica Ming; pero, con elegante mordacidad, contrapone este lenguaje tradicional a las formas más características de la gran industria occidental: latas y botellas de coca-cola., el omnipresente símbolo de la cultura pop occidental. Las bandejas chinas en madera aparecen aquí con el tamaño estandarizado de los packs, adaptadas al formato comercial de la multinacional de refrescos, desprovistas de su identidad propia para adaptarse a los modelos de producción empresariales.

Al confrontar las técnicas tradicionales con objetos de la cultura pop,, al enfrentar la delicada manufactura china, repleta de detalles, con la producción serial de recipientes estereotipados foráneos, Ma Jun lamenta la degradación de la cultura propia por la conquista de la subcultura multinacional, y ofrece una cáustica radiografía de la pérdida de la identidad en la nueva sociedad asiática.

por J. del Fiasco. readvolution '08
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Cloaca

Wim Delvoye
instalación. diversas ubicaciones, 2002 en adelante
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En 2002, asesorado por un equipo de científicos e ingenieros, Win Delvoye construyó Cloaca, una compleja máquina que procesa dos comidas diarias y las transforma en heces, químicamente idénticas a las humanas. Desde 2002 hasta hoy, Delvoye ha estado produciendo nuevas Cloaca en diversos tamaños y viajando por todo el mundo para mostrarlas. Además, con varios logotipos que imitan los de Mr Clean, Ford y Coca-Cola, la instalacíon se ha convertido en una multinacional que vende genuinas heces Cloaca envasadas al vacío tanto en las galerías que exponen a Delvoye como a través de su web.

Cloaca es una emulación de la vida a través de su proceso más representativo, la alimentación, la digestión,
pero que pierde su única función, la producción de energía. Cloaca no produce, no consigue nada, no ofrece más que desperdicios, y, en su paralelismo vital, reduce la existencia a la producción constante de basura sin ningún sentido, la deshumaniza al mostrarla como un simple proceso artificial, frío, preciso, en el que la consciencia es innecesaria; un constante desperdicio de recursos y esfuerzos que no reporta nada, que no persigue ninguna finalidad trascendente más que el simple devenir de la materia que se consume.

Y, a la vez que arrebata el valor a la existencia en un plano humano, lo hace en un plano mercantil. Asocia su perfecto engranaje de fabricación de mierda al trabajo de las multinacionales a las que copia el logo. No escoge compañías al azar, sino ejemplos muy representativos del uso de la publicidad en la producción multinacional. Se trata de tres empresas responsables de la creación de la sociedad de consumo, pioneras en el sistema multinacional de nuestro tiempo, que basa su producción no en ofrecer mejor calidad, sino en crearse una imagen de marca que les garantice un lugar en el imaginario colectivo. Delvoye se apropia de la iconografía de estas empresas para crear su propia compañía de venta de heces. De forma similar a la instalación del grupo Democracia, Delvoye logra vender un producto que nadie querría comprar al darle la imagen de marca del elitista mercado del arte. Exactamente igual que Ford, Coca-Cola y MrClean, Delvoye deja a un lado el valor real de su producto, y se centra en utilizar la publicidad para crear necesiedad de consumo. Transforma una compra innecesaria en producto deseable, manipulando la voluntad del comprador con publicidad.

Delvoye cuestiona la esencia, la ridiculiza al mostrarla inútil, y se centra en trabajar la apariencia, vana, inservible, alienante, pero rentable. Con una capacidad de observación fascinante, logra condensar las contradicciones de nuestro entorno y de nuestra existencia.


por J. del Fiasco. readvolution '08
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El durmiente del Valle

Fantin-Latour. Los Simbolistas (1872), con Rimbaud, sentado, segundo por la izquierda

Un hoyo de verdor donde un arroyo canta
y fija, alocado, en la hierba jirones
de plata; donde brilla el sol de la montaña;
es un pequeño valle en que la luz riela.

Desnuda la cabeza, boquiabierto, un soldado,
con la nuca sumida en fresco berro azul,
duerme; en su lecho verde, tendido bajo el cielo

sobre la yerba pálido, donde llueve la luz.

Los pies en los gladiolos, duerme sonriente
como un niño enfermo que estuviera soñando.

Naturaleza mécelo, con calor: tiene frío.

Los perfumes no hacen tremolar sus aletas;
tranquilo duerme al sol, la mano sobre el pecho:
Hay un rojo agujero en su costado derecho.

Arthur Rimbaud
Poesías, 1870
(traducción de J.F.Vidal-Jover)


Rimbaud escribe un soneto bucólico, con dos cuartetos evocadores de un idílico ambiente natural en el que es nos situamos por completo. Gracias a las constantes referencias sensoriales, casi podemos sentir el tacto de la hierba mojada en nuestro cabello, los brillantes rayos de sol en nuestros ojos y el aroma de las flores en nuestro olfato. Sin embargo, introduce ya sutilmente una referencia fúnebre al final del segundo cuarteto: la palidez del personaje. El primer terceto incluye referencias más directas, que inducen sensación de desasosiego en un contexto placentero: la enfermedad, el frío y los gladiolos, flores tradicionalmente usadas en las coronas funerarias. Ese desasosiego creciente culmina en el último de los tercetos, que dan sentido a todo el poema. Contrasta la vida y la placidez con la muerte, y no con cualquier muerte, sino con la bélica. La naturaleza, las flores, el ambiente idílico, se transforman en un vanitas, son solo elementos naturales que se muestran en momento pleno, pero que no tardarán en morir con el invierno, son irrelevantes, como los motivos, cuales quiera que sean, que llevan a la muerte po la guerra. Las más desatadas pasiones y convicciones son motas de polvo en la existencia caduca.

versión original (francés)


Una temporada en el infierno (1873)
Libro de poemas que se puede leer completo online


Desastre 69:Nada. Ello lo dice



Francisco de Goya
Serie "Los Desastres". Álbum de Céan
Desastre nº 69: Nada. Ello lo dice
aguafuerte, aguatinta y
punta seca, 1810-20

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Goya tuvo que vivir los últimos coletazos de un sistema político injusto que relegaba a la inmensa mayoría de la población a un puesto servicial frente a una minoría que se consideraba elegida por Dios y wue controlaba los medios de producción: El Antiguo Régimen. Cuando el emperador francés, Napoleón, invade España en 1808, y, de manera casi espontánea, el pueblo se rebele y resiste la conquista, Goya y su círculo se esperanzan. Pensaron que, expulsado el monarca, si España vencía la guerra, el nuevo rey tendría que aceptar que el pueblo vencedor se organizase conforme a los avances de la Ilustración, tal vez incluso en un sistema republicano. Efectivamente, el pueblo venció a Napoleón, que desgastado en el frente español y en el ruso, no tuvo más remedio que retirarse. El monarca español, Fernando VII, regresa en 1814 con guiños a los ilustrados, creando esperanzas, pero en cuanto consigue su preciada corona aplasta las ambiciones de justicia y progreso social de los modernizadores.

Goya consigue un grabado de enorme intensidad, plasmando su desilusión por la muerte de sus ideales libertarios. La Razón que debía guiar al hombre nuevo, arriba a la izquierda, es absorvida por la confusa bruma de la superchería, el oscurantismo, la aristocracia, los perros de la iglesia... los privilegiados, en la mitad derecha, solo su balanza se resiste aún a ser devorada por esa densa textura informe. ¿Para que sirvió la muerte, el sacrificio de los que lucharon en la guerra de independencia, por la libertad, por un gobierno justo sin privilegiados? El cadaver lo anota: Para nada.

A la vez, el muerto que sale de la tierra nos ofrece una honda reflexión sobre la muerte y la vida. ¿Para que sirvió no solo el sacrificio, sino toda la existencia condenada a desaparecer sin dejar rastro si después de la muerte, como el cadaver nos descubre, no nos espera nada? Ante la muerte, todo es lo mismo.

La grandeza del grabado es que nos ofrece un nihilismo completamente permeable a la visión subjetiva de cada contemplador, con multitud de matices para la percepcion individual; y, gracias a esta multiplicidad de sentidos, consigue trascender por completo las consideraciones históricas concretas en que se vió envuelto su autor para convertirse en una obra universal de gran fuerza, que plantea cuestiones que no son exclusivas de un individuo o un grupo social, sino que son comunes a cualquier ser humano. Tal vez la única: La muerte

Prueba de impresión parcial
(Se aprecian perfectamente los detalles, la Razón entre ellos)

por J. del Fiasco. readvolution '08
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M (Mörder unter uns)


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Cuidado con el volumen!


M (Mörder unter uns)/M El vampiro de Düsseldorf
Expresionismo Alemán, 1931
105 minutos, versión restaurada
versión original (alemán) subtitulada en español

Director: Fritz Lang
Guionistas: Thea von Harbou & Fritz Lang
Fotografía:
Fritz Arno Wagner
Actores: Peter Lorre, Otto Wernicke, Gustav Gründgens, Theo Lingen, Theodor Loos, Georg John, Ellen Widman, Inge Landgut

Un asesino en serie aterroriza a la ciudad. La policía, sin pista alguna, intenta encontrarlo a base de redadas en los bajos fondos, lo que perjudica los negocios de la mafia local. El hampa decide también buscar al criminal para acabar así con las redadas.

Esta película aborda fundamentalmente la legitimidad de establecer un marco jurídico. Está dividida en tres bloques que narran la misma historia desde tres perspectivas. El primero muestra la de la víctima, la sociedad al completo que está atemorizada ante el asesino de niñas, y que acusa sin fundamento a cualquiera en busca de una solución fácil a su problema. Para intensificar la tensión, Lang se centra en movimientos repetitivos, silencios, planos vacíos, planos estrechos...recursos que en definitiva inducen angustia espacial. Tiende además a desplazar el foco de atención hacia los extremos del encuadre, para obligar al espectador a esforzarse para contemplarlo, reforzando esa sensación de inestabilidad y agobio, en sintonía con su estilo expresionista. El asesino aparece poco a poco y de forma parcial, para que construyamos su imagen a partir de retazos de su fisionomía y reflexionemos sobre la naturaleza de quien comete crímenes tan crueles.

En la segunda parte, Lang va mostrándonos ambas investigaciones creando un paralelismo claro entre la policía y la mafia, que utilizan métodos similares y van obteniendo simultáneamente éxitos parecidos. Nos presenta la investigación mafiosa como un beneficio para la sociedad, pues pretende evitar los asesinatos, pero es a la vez inaceptable, ya que quien se autoproclama juez es también criminal, y carece de la legitimidad moral necesaria para decidir sobre el destino de nadie. La mafia en realidad no persigue al asesino para proteger sus negocios, sino para diferenciarse de él, para negar su esencia común, que inevitablemente seguirá existiendo. En paralelo muestra una investigación policial idéntica que hace uso de métodos peores que los del hampa. De esta forma, Lang cuestiona la autoridad moral que puede tener la policía, el estado, nadie, para valorar a un semejante. La M de mörder (voz alemana para asesino), la marca que sus perseguidores usan para localizarlo, es el símbolo de un estigma, el peso de su naturaleza, del que no es responsable. Los planos, anteriormente estrechos, se nos muestran ahora espacialmente limitados, pero ganan en amplitud. La escena se oscurece y se plaga de objetos desordenados que proyectan lóbregas sombras, planos que inciden en arquitecturas cerradas para que la angustia del espectador sea la del asesino observado, perseguido, acorralado, que se esconde a sabiendas de que será atrapado, y araña desesperadamente las paredes que lo retienen mientras una organizada maquinaria de búsqueda estrecha sistemáticamente su cerco.

La breve tercera parte refuerza este vínculo hacia el asesino cambiando otra vez el punto de vista. Vemos en el asesino por primera vez a un hombre, amenazado, odiado por todos. Lang nos hace comprender que no delinque por maldad, sino por carecer de control sobre sus actos. Es además ineludible destacar la vehemente interpretación de Peter Lorre. Su actuación le lleva a empatizar intensamente con un espectador que finalmente,lo compadece tras haber recorrido con él los entresijos que derivan en su situación actual. Ahora la angustia se encarna en la multitud encolerizada que acosa nuestro punto de vista. Por último, tampoco se puede obviar la visión crítica de Lang ante el ascenso del nazismo. La maquinaria policial/criminal, los planos multitudinarios y el frío fervor que nos muestra el implacable jefe del hampa, interpretado hábilmente por Gustaf Gründgens, pretenden de nuevo deslegitimar la pretensión del nazismo como voz y ley de la sociedad alemana.



por J. del Fiasco. readvolution '08
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Charity/Caridad

En el mundo occidental del bienestar económico, gran cantidad de personas se ven obligadas a alimentarse de productos caducados que rebuscan entre los desperdicios de centros comerciales. Son los llamados cartoneros. La videoinstalación del grupo Democracia recrea su búsqueda de alimentos. En un espacio ocupado por contenedores y bolsas de basura con la palabra Charity (Caridad) sobreimpresa, una pantalla reproduce una grabación real de cartoneros entre la basura en Vallecas (Madrid). La visita a la instalación se complementa con el aroma del perfume Charity, que reproduce el olor de la comida en descomposición, y que además puede adquirirse en una máquina expendedora.

Grupo Democracia (Iván López y Pablo España)
videoinstalación. Bienal de Sao Paulo-Valencia 2007
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En esta instalación, el grupo Democracia propone una visita de clase, y reflexiona sobre dónde se encuentran los límites que la estructura social del capitalismo establece. Charity plantea que no es la función que se desempeña en el sistema lo que caracteriza a las clases, sino la capacidad adquisitiva. En la sociedad de consumo, el elemento de distinción social que aisla a las clases marginales no es su situación como trabajadores o desempleados, sino su condición de consumidores marginales. Lo que los convierte en personas rechazadas es su incapacidad para seguir un ritmo de consumo. Charity tiene puntos en común con la obra del conocido Santiago Sierra: el fundamento de la muestra es situar al espectador, siempre de clase acomodada, en un contexto propio de las clases marginadas. Pero la visita no es un documental, que muestra una realidad, sino una comparación consciente entre esa realidad y el espectador.

Frente a los supermercados inodoros, asépticos, Democracia muestran un espacio igual de aséptico en origen, pero contaminado por contenedores y por el olor de la descomposición, que no solo está presente, sino también a la venta. Al concederle la categoría de "arte", y por tanto de objeto de consumo de lujo, el "perfume" pasa a ser aceptable, deja de ser una característica marginal, y es incluso deseable, hay quien puede querer adquirirlo (diversas galerías lo ponen a la venta). No venden aroma, venden clase. Y participar, como productores, de este circuito comercial no deja de entrañar una crítica a su propia labor pasiva como artistas ante las situaciones que critican, situaciones que no solo no cambian por su trabajo, sino que incluso, como la frontera social del consumo, se acentúan con cada producto artístico. Que la venta se realice precisamente con máquinas expendedoras potencia ese contrasentido entre suciedad, peste y marginalidad, y ambiente aséptico e impersonal a través del que las clases dominantes se asoman al universo de las dominadas. Además, al igualar los contenedores de desperdicios con la palabra Charity, ironizan sobre el concepto de caridad. Cuestionan si puede ser considerado un acto de filantropía que aquel a quien benefician las reglas establecidas, el supermercado, comparta con aquellos que son marginados por esas mismas reglas una parte ínfima de sus beneficios. Muestran la caridad como un parche que pretende, desde la situación del privilegiado, ceder algunos excedentes a los apartados del sistema, pero sin modificar las condiciones que los aislan.



por J. del Fiasco. readvolution '08
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Brazo de obrero...

Santiago Sierra
Brazo de obrero atravesando el techo de una sala de arte desde una vivienda
instalación. Calle Orizaba, 160. México D. F. Enero de 2004
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En esta instalación, dos trabajadores fueron contratados para turnarse y sacar durante tres horas un brazo por la abertura que unía el suelo de una vivienda con el techo de la sala de exposiciones. Su remuneración fue la que dictan las leyes de mercado: el sueldo mínimo interprofesional mexicano.

Santiago Sierra no hace absolutamente nada. Y eso es parte de la grandeza de su obra. El espectador que entra en la sala se siente violentado por la instalación, resulta incomodo ver a alguien realizando una tarea que parece indigna, porque son precisamente las diferencias entre el trabajador y la clase acomodada lo que Sierra remarca en su obra. El público es un actor más de la instalación, con un papel activo que construye la obra. Mientras que nos deleitamos en la contemplación artística, en el recreo cultural, ocioso, el trabajador se ve obligado a alquilar su fuerza bruta para subsistir. Se alquila a si mismo para realizar una tarea que consume su esfuerzo aunque es completamente improductiva. Los beneficios que produzca su trabajo son indiferentes, y también lo es la naturaleza de la tarea. Lo que arrebata la dignidad del trabajador es el la pérdida de su voluntad, la extorsión que lo pone al servicio de beneficios ajenos, para conseguir lo impresindible y poder subsistir. No es el trabajo lo que nos incomoda, es la compra. E
l trabajador está además confinado a su gueto cultural, le resulta imposible tener acceso al deleite artístico por las restricciones intrínsecas a su situación laboral. Su mundo está separado del nuestro, es diametralmente opuesto, y sus esfuerzos por alcanzar el nuestro son vanos, no logran más que rascar la superficie del muro que nos separa. Los dos trabajadores que practicaron el agujero y realizaron la acción no recibirán los beneficios que su trabajo ha producido a través de las entradas, tan solo el sueldo mínimo, y será Sierra quien se enriquezca con la exposición. Él no es ajeno, el público no lo es, las injusticias sociales suceden ante nuestros ojos y con nuestro consentimiento implícito. Es violento por lo injusto de nuestra superioridad, que se hace patente. Es grosero, obsceno, ofensivo. Un espejo.

(incluye un amplio catálogo de su obra)

por J. del Fiasco. readvolution '08
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